Griselda Mancilla (1916)
Con palabras titubeantes, la mirada confusa y los recuerdos vacilantes Griselda Mancilla obliga a su aletargada memoria que le devuelva la claridad de aquellas vivencias remotas que le han acompañado durante sus 93 abriles… y como un evento mágico, de repente el paso de los años parece detenerse para dar paso a la lectura vívida de los hechos que marcaron su existencia… “se vivía una época diferente el rió, palo, era de aguas cristalinas y proveía el sustento diario peces, sardinas, riego para los cultivos, agua para el ganado y las aves además de limpieza para la ropa” … poco a poco su memoria parece ganarle el paso a los años y prosigue su relato… cuenta que “la tranquilidad de aquellos tiempos permitía el caminar por los linderos y senderos adornados por el café , el algodón y el cacao de aquí hasta Puerto Tejada sin temor alguno y a cualquier hora del día…”
Pero de repente sus manos entrecruzadas, sus sabias arrugas en su rostro adornadas con la nieve de los años en sus cejas y cabellos, sirven para la narración de los hechos alegres que vivió en sus años de juventud… “las fiestas duraban hasta una semana, la comida era abundante tenia sabor, no como ahora que no sabe a nada, la carne era conservada en tinajas de barro y duraba hasta una semana y el fervor religioso era latente en los moradores, alabaos, bundes, fugas y adoraciones principalmente”.
Con testimonios como este pasamos una tarde del sábado ocho de agosto de 2009 inolvidable, combinando la experiencia del grupo y la sapiencia demostrada de la señora Griselda Mancilla y el ávido deseo de encontrar el eslabón, hasta ahora perdido, que permita concatenar los rasgos relevantes en el proceso histórico de nuestro municipio
Lic. William Adolfo Lasso Ruíz
